No quiero
Ángela Figuera Aymerich
No quiero que los besos se paguen ni la sangre se venda ni se compre la brisa ni se alquile el aliento. No quiero que el trigo se queme y el pan se escatime.
No quiero que haya frío en las casas, que haya miedo en las calles, que haya rabia en los ojos. No quiero que en los labios se encierren mentiras, que en las arcas se encierren millones, que en la cárcel se encierre a los buenos. No quiero que el labriego trabaje sin agua que el marino navegue sin brújula, que en la fábrica no haya azucenas, que en la mina no vean la aurora, que en la escuela no ría el maestro. No quiero que las madres no tengan perfumes, que las mozas no tengan amores, que los padres no tengan tabaco, que a los niños les pongan los Reyes camisetas de punto y cuadernos. No quiero que la tierra se parta en porciones, que en el mar se establezcan dominios, que en el aire se agiten banderas que en los trajes se pongan señales. No quiero que mi hijo desfile, que los hijos de madre desfilen con fusil y con muerte en el hombro; que jamás se disparen fusiles que jamás se fabriquen fusiles. No quiero que me manden Fulano y Mengano, que me fisgue el vecino de enfrente, que me pongan carteles y sellos que decreten lo que es poesía. No quiero amar en secreto, llorar en secreto cantar en secreto. No quiero que me tapen la boca cuando digo NO QUIERO...
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Poetisa española nacida en Bilbao en 1902.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, fue Catedrática de Lengua y Literatura en los Institutos de Huelva, Alcoy y Murcia hasta después de la guerra civil española y posteriormente trabajó en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Junto con Blas de Otero y Gabriel Celaya, formó parte del importante Triunvirato Vasco de la poesía de post-guerra.
Su primer libro «Mujer de barro» fue editado en 1948 ,
Otras publicaciones son «Belleza cruel» y «Toco la tierra».
Falleció en Madrid en 1984
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