MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942)
Antes de que se acabe este año 2017, en el que se han cumplido 75 años de su muerte, queremos recordar al poeta Miguel Hernández con el poema Elegía escrito a la muerte de su gran amigo Ramón Sijé.
ELEGÍA (En Orihuela, su pueblo y el mío, seme ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.) Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas. Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero |
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Elegía” es un poema perteneciente al libro El rayo que no cesa (1936) dedicado a la memoria de su “compañero del alma”, José Marín Gutiérrez, conocido con el seudónimo de “Ramón Sijé”. Ambos nacieron en Orihuela y entablaron amistad desde pequeños. Ramón Sijé alentó y acompañó a Miguel Hernández en sus primeras publicaciones, emprendiendo juntos la aventura literaria. La noticia de su inesperada muerte en la Nochebuena de 1935, significó un duro golpe para el poeta, que le rindió con este poema un último homenaje.
Joan Manuel Serrat puso música a este poema en 1972. Podéis escucharla aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=ZY-eXlytmGo
https://www.youtube.com/watch?v=NXBJcCvmd-g
Podéis leer otro poema de Miguel Hernández y un poco de su biografía en el siguiente enlace de nuestra página:
http://cepavictorianocremer.centros.educa.jcyl.es/sitio/index.cgi?wid_seccion=22&wid_item=224
Y si queréis conocer más sobre su vida y su obra aquí tenéis un documental Miguel Hernández producido en 2010:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/miguel-hernandez/924754/