"Nadie desaparece del todo de la vida de uno, si ha sabido imprimir buenas huellas en el recuerdo" (Blanca Cotta)
Un folio en blanco lleno de vacío
un folio de Blanco lleno de recuerdos.
Una hoja en blanco es la pureza
una hoja de Blanco es el compromiso.
Cuartilla en blanco está a la espera,
cuartilla de Blanco dibujada entera.
Aparecen ya palabras: ¡Gracias compañero!
Lo dicen, sin duda, por tu ayuda y esmero.
Con amplio mostacho y tez de General,
eres singular, alguien excepcional.
Pintor de sonrisas, pintor de consejos
lo hacía aquí, y ahora desde lejos.
En nuestro pensamiento más soñado
en nuestro sueño más pensado,
deseamos tu recuperación
con tu lucha y no rendición,
todo lo que has hecho será valorado
nunca dejaremos que seas pasado.
Coge tus lápices, Julio, y agárrate de los globos
viaja hasta tus sueños y guíanos a todos.
Como siempre te estaremos atendiendo en la biblioteca de tu (y nuestro) amado Crémer.
En memoria de un hombre ejemplar, de los que pintan los corazones de inspiración, de los que llenan las aulas de alma, de los que animan a continuar aprendiendo y de los que siembran de esperanza para creer en la futura cosecha de un mundo mejor.
Hasta siempre compañero.
Nadie muere del todo mientras hay alguien que lo recuerda.
Tuve el privilegio de ser profesora de Julio Blanco, nunca te olvidaré, Julio.
Te veo en la biblioteca, tratando de explicar a algún compañero el problema de Matemáticas o el trabajo para Sociales o el análisis sintáctico. Allí sigues, junto al retrato de Victoriano Crémer. Es tu sitio.
«Sit tibi terra levis»
¡No lo olvidéis!
Julio amigo y maestro de vida; la última vez que hablamos fue tres días antes de tu partida y tu voz me sonó clara y profunda como cuando hemos compartido tardes de charla distendida en el despacho. Recuerdo que tus palabras fueron, -A ver si el viernes me mandan a casa- Pero el destino que a veces es cruel e implacable, cercenó todas las esperanzas que habíamos depositado en la medicina y en la providencia.
No se quiere a una persona nada más conocerla. El proceso es lento y se va nutriendo de momentos felices, de complicidades, de palmadas en la espalda y de temores compartidos. Y te das cuenta que le quieres cuando echas de menos su presencia, cuando puedes pedirle un favor y está siempre dispuesto a ayudarte o cuando tiene un problema y cuenta contigo y sabes que tu opinión le interesa y tus palabras le reconfortan.
Querido Julio, a los que hemos tenido la suerte de conocerte; profesores, personal y alumnos del Victoriano, nos has dado una lección de entereza, de afecto y de ánimo a lo largo de estos tres años.
Hasta siempre amigo, maestro, pintor de sonrisas y de sueños.
Marimar
Hasta el día de hoy no me he animado a decir a adios a Julio. Yo no he coincidido con el en clase, pero lo veia a la salida, sobre todo, caminabamos juntos hasta que nuestros caminos se separaban, y siempre, siempre me animaba a seguir, a no tirar la toalla,a poner un poco de mi esfuerzo para poder llegar a mi objetivo. Por todo esto GRACIAS asi en mayusculas. Siempre tendras un lugar en mi cabeza y en mi vida. Muchas veces les hablo a mis hijas de ti,de esa forma tuya de ser para relacionarte con tus compañeros sin tener encuenta los años.
HASTA SIEMPRE COMPAÑERO.
Y ESTES DONDE ESTES NUNCA TE OLVIDES DE NOSOTROS.
Lourdes