En el CEPA Victoriano Crémer tenemos un Belén particular, monumental, histórico, artístico, viviente y en femenino. Es de una sola pieza, o mejor dicho de una gran figura. Desde que te acercas a ella, una sensación de amor y buenos sentimientos te embarga. Si escuchas hablar a los que con ella han compartido pesebre educativo durante muchos años, te das cuenta que su valor es incalculable. Una persona que tenía la capacidad de prender en el corazón de sus alumn@s y compañer@s. Daba igual cual era la función o materia que le fuera encomendada, ya que era capaz de desarrollarla de una manera eficiente y sin cambiar un ápice su manera de ser.

Ella misma conseguía convertirse en Reina Maga y regalar a la gente conocimiento y motivaciones para que lo aprovecharan en sus vidas.

No solamente cumplía con su oficio, sino que lo vivía con pasión y era un símbolo de esa Escuela necesaria, la del Corazón.

Para mí habría sido un verdadero honor compartir portal contigo, pero el destino me encomendó la imposible tarea de sustituir a alguien insustituible, de tapar un hueco inabarcable. La cara positiva es que ahora puedes disfrutar de un merecido descanso y disfrutar el buen sabor de boca que tiene que dejar el haber hecho las cosas tan bien.

Tu espíritu educativo sigue vigente en el centro, irradiado en compañer@s que siguen tu estrella.

A lo largo del curso, otr@s profesoras/es te  han acompañado/ acompañarán en esa gloriosa salida, por la puerta grande, de la jubilación. El centro se resentirá en cantidad y cualidad con la pérdida del gran bagaje educativo que atesoráis. Ese buen hacer en tiempos en los que, en numerosas ocasiones, los medios y recursos no eran tan favorables. Por vuestra abnegada dedicación, por vuestra entrega y ejemplo, tenéis y tendréis .