La bella cita que da nombre a la entrada fue enunciada por el escritor francés Victor Hugo y la he elegido como idónea para iniciar una "guerra" pacífica a la intolerancia.
Ante la situación de vulnerabilidad y miedo que se palpa en Europa tras los atentados de París, las respuestas van a ser múltiples. Desde los diferentes gobiernos, se van a intensificar las medidas de control y prevención de ataques terroristas, algo que entra de la lógica; pero también, a escala ciudadana, van a surgir brotes de manifestaciones xenófobas contra los inmigrantes, y en especial contra la población musulmana.

Solamente unas horas han hecho falta para que hayan aparecido las primeras actitudes en esa línea, unas pintadas en la mezquita de San Juan de los Lagos con esvásticas e insultando a los que profesan la religión islámica. "Igual que los musulmanes asentados en la capital no piensan que la sociedad burgalesa esté representada por quienes el miércoles por la noche hicieron esas pintadas, tampoco quieren que la ciudadanía juzgue al Islam por los actos terroristas del miércoles en París", expresa el periodista I.Elices en El Diario de Burgos refiriendose a lo acontecido.

Y volviendo a la frase de Victor Hugo cabe mencionar que historicamente las religiones han focalizado sus esfuerzos en captar la mayor cantidad de fieles, en imponer su verdad sobre la de las demás religiones, en poner el acento en las diferencias existentes respecto a las otras religiones y no en las similitudes o en la parte ética presente en la mayoría de ellas, ni en alabar los buenos valores que puedan promulgar desde otras sensibilidades religiosas diferentes. No quiero ni  mencionar los ríos de sangre que han corrido en la Historia en nombre de los diferentes dioses, y parece un tunel sin final, sin esperanza ni luz.

Me estoy refiriendo, con todas mis líneas anteriores a la necesidad de diálogo entre las distintas religiones y a fomentar por encima de todo una Ética global (que debería ser extensible también a la población que no forma parte de ninguna religión) respetada, valorada y fomentada desde su priveligiada posición para adoctrinar a sus comunidades.

Ahora os voy a hablar de una persona que ha centrado sus pensamientos y esfuerzos en promover esa tolerancia y coexistencia pacífica entre las diversas religiones. El teólogo Hans Küng es el fundador y presidente del movimiento "Fundación Ética Mundial", una organización que pretende promover el diálogo ecuménico, interreligioso que lidere el proceso hacia una paz mundial. Una Ética común que no sea susceptible de interpretación, que se base en el respeto a los Derechos Humanos, un respeto al "otro" de una manera universal en todas las organizaciones religiosas. Y piensa el suizo que...

"No habrá paz entre los pueblos sin paz entre las religiones.

No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones.

No habrá diálogo entre las religiones si no se conocen sus fundamentos.

No habrá supervivencia de nuestro mundo sin una ética global y universal".

¿Alguien sabe quién es el artista de la foto, que ha hecho bandera de esta noble causa?

Por último voy a  propoponer el visionado de un cortometraje, Tolerantia, del autor bosnio Ivan Ramadan que invita a la reflexión.

Por cierto... La existencia, consistencia, insistencia y coexistencia de esta bitácora precisan de vuestros comentarios.

 Podéis ir en paz.